Un poco de inspiración para escribir
Muchos días me siento a escribir, y todo va sobre ruedas, las palabras fluyen, casi parece que surgen solas de mis manos y la historia avanza.
Pero hay otros días en los que parece que las palabras han decidido irse de vacaciones, nada suena como yo quiero, la historia esta estancada, no se por donde sigue, y nadie, ninguno de los personajes parece estar por la labor de ayudarme… y entonces pienso “pero que estoy haciendo?? Esto es absurdo, yo no valgo para esto… “
Y me entra una especie de desanimo, como si estuviese nadando en un gran lago y de repente se me hubiesen quitado las ganas de nada, y noto como me estoy hundiendo poco a poco, pero tampoco tengo intención de hacer nada para evitarlo… y me hundo mas y mas…
Es entonces cuando se que necesito un poco de ayuda… y suelo recurrir a aquellos que ya han pasado por eso, que llevan muchos años escribiendo y publicando, y que tienen mas perspectiva sobre el proceso. Y sus palabras me hacen sentir menos sola en el abismo de la creación, porque me parece que van dirigidas a mí.
Mario Vargas Llosa cuenta que cuando era joven, y decidió que quería ser escritor, pensó en escribir una carta a sus escritores vivos favoritos: (Faulkner, Hemingway, Malraux, Dos Pasos, Camus, Sartre) y preguntarles que tenía que hacer para llegar a ser escritor. Pero no se atrevió y nunca lo hizo.
El que si lo hizo fue Franz Xaver Kappus, que en algún momento del invierno de 1903 envió una carta al gran poeta Rainer Maria Rilke, animado por el hecho de que el poeta había asistido a la misma academia militar en la que ahora se encontraba el propio Franz. En la carta le preguntaba sobre consejos para llegar a ser poeta y opinión sobre algunos de sus poemas, que adjuntaba. Rilke respondió, y ambos estuvieron coartándose hasta 1908. Diez cartas en total, que hoy se editan con el nombre de “Cartas a un joven poeta”. Siempre me surgen conflictos sobre leer la correspondencia de alguien, que fue escrita para ser privada… pero en este caso, las cartas en posesión de Franz le resultaron tan útiles y tan valiosas que no quiso guardarlas solo para sí mismo, si no compartirlas con el mundo… Se trata de unas bellas reflexiones sobre el arte y la vida, y como dice el propio Franz “Allí donde alguien grande y único habla, los pequeños han de guardar silencio.”
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Y es que esta NECESIDAD de escribir, de la que habla Rilke, parece que la tienen tambien otros escritores…
Vargas Llosa dice sobre la “vocación literaria”:
Bien, entonces supongamos que la respuesta a esa grave e importante pregunta es SI. Tengo que escribir, es una necesidad vital para mí. Y ahora… ¿que?
Y de esto mismo habla Natalie Goldberg, en su maravillosos libros “El gozo de escribir”:
La autora habla en este libro sobre la practica de la escritura, como algo en lo que no hay seguridades, no hay un momento perfecto, ni un ritmo perfecto que vayas a encontrar. Solo hay vida, y ratos de escritura.
Así que ahora que… sabemos que TENEMOS que escribir, y nos hemos comprometido a construir nuestra vida alrededor de esa necesidad… pero eso no termina de ser suficiente. Es el comienzo, muy necesario, pero es solo el comienzo.
Sobre la parte de leer mucho, dice que hay que leer en cualquier momento libre que tengamos. En ratos cortos, o en largas horas seguidas, hay que acostumbrarse a leer de ambas maneras. Hay que llevar un libro a todas partes y leer en los ratos de espera, y en general en cualquier momento.
Sobre la parte de escribir mucho, nos cuenta que en realidad lo de “mucho” depende de cada escritor… y para ello nos cuenta dos maravillosos ejemplos.
El primero, posiblemente mas leyenda que verdad, sobre James Joyce, al que un día un amigo fue a visitarlo para encontrarlo triado sobre su mesa de trabajo con cara de completa desesperación.
“Que te ocurre James? - le pregunta el amigo - es el trabajo?
James asiente sin siquiera levantar la cabeza para mirara a su amigo en un silencioso “por supuesto que es el trabajo, no lo es siempre?”
“Cuantas palabras has escrito hoy? - continua el amigo.
Joyce, aun con la cabeza entre las manos sobre su mesa): “Siete.”
“Siete? Pero James… eso esta BIEN, al menos para tí.”
“Si”, contesta Joyce, finalmente levantando la cabeza para mirar a su amigo… “Supongo que esta bien, si… pero es que no sé en qué orden van.”
Y en el otro extremo del espectro esta el prolífico escritor Británico, Anthony Trollope (del que lamentablemente hay muy poco traducido al español). Él escribió inmensas y numerosas novelas, y las sacaba de manera increíblemente regular. Tenía un trabajo de oficinista en la oficina de correos británica, y escribía durante dos horas y media cada mañana, antes de ir a trabajar. Se dice que este horario era seguido de manera exageradamente escrupulosa… si estaba en mitad de una frase cuando terminaban las dos horas y media, dejaba la frase así hasta la mañana siguiente. Y al contrario, si coincidía que terminaba una de sus monumentales novelas, y aun le quedaban 15 minutos de su sesión de escritura, escribía “Fin” al final de la pagina, cojea una hoja en blanco y se ponía a trabajar en su siguiente novela.
El propio Stephen King sigue un plan parecido, y es escribir 2000 palabras al día. Es lo primero que hace al levantarse por la mañana, y no deja de escribir hasta que no llega a ese objetivo diario. Y así es uno de los escritores con mayor numero de novelas publicadas. Según el mismo dice, a ese ritmo, y con el tipo y tamaño de las novelas que escribe, le da para sacar una nueva novela cada año.
Pero, aunque estos ejemplos, son divertidos y alucinantes, cómo hacemos para escribir muchos, nosotros, en nuestra día a día… con todas nuestras obligaciones, y distracciones… el consejo de King es simple:
Así que vamos avanzando, ya sabemos que escribir es una NECESIDAD para nosotros, y hemos tomado la determinación de montar nuestra vida alrededor de ella. Además, vamos a seguir el consejo de King, y ya tenemos la puerta cerrada.
Un ultimo asuntito, y ya os dejo a que os pongáis a escribir, y es el tema de la INSPIRACIÓN, la MUSA, o como queráis llamarlo… eso que no se puede explicar y que es de donde nos vienen las grandes historias y los personajes inolvidables…
Ray Bradbury tiene un ensayo titulado “Cómo alimentar a una musa y conservarla”. Es de 1961, incluido en una recopilación de ensayos sobre la escritura, que se edita bajo el título de uno de ellos “El Zen en Arte de Escribir”.
Bradbury nos propone un menú para la nuestra… consistente básicamente en leer y vivir, pero con entusiasmo.
De segundo: Leer ensayo.
De postre: Cuentos y novelas.
Stephen King lo tiene muy claro, su “musa” es en un hombre.
Así que, sentarse a escribir es casi la única prescripción. Parece algo sencillo, porque es concreto y breve. Pero en realidad es algo mucho mas complicado que eso.
Es una decisión, un compromiso.
Es un trabajo solitario y difícil, que consume mucha energía y mucho tiempo, y para el que no hay garantías.
Pero…
Todas las citas son de los siguientes libros:
📖 Cartas a un joven poeta de Rainer Maria Rilke
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Kindle: https://amzn.to/3kmF6La
📖 Cartas a un joven novelista de Mario Vargas Llosa
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📖 Mientras escribo de Stephen King
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📖 El Zen en el arte de escribir de Ray Bradbury
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📖 El Gozo de Escribir de Natalie Goldberg
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